Ecohuerto




Desde pequeña fui una niña a la que le gustó hacer todo con sus propias manos, y así fui por la vida en busca de nuevas experiencias y aprendizajes que me permitieran cumplir con ese propósito. Así aprendí muchas cosas que aún hoy disfruto haciendo.

Por esas cosas de la vida, hacer una huerta ecológica era una cosa pendiente, algo que siempre me gustó y todavía no había podido concretar. Tuve algunas experiencias, la mayoría en casa con la huerta familiar o en un huerto ecológico en Francia y algunas relacionadas con mis estudios; todas un tanto frustrantes por no poder desarrollarlas más.

Cuando comenzamos con todo esto, sentí la posibilidad de concretar mí deseo, de aprender algo nuevo para hacer con mis manos, de compartirlo con personas a las que quiero, de que por una vez por todas me germine una semilla plantada y que lego pueda disfrutar del fruto de ésta. Realmente sentía que no tenía manos para esto, y bueno... Aquí estoy, aprendiendo, comprendiendo muchas cosas que antes no entendía ¿Qué alguien pudiera encariñarse con una planta? ¡Y sí!... Me pasa con estas plantas, las siento parte de mi, me gusta cuidarlas me preocupo si hace mucho calor y me alegro si llueve, disfruto cuando crecen, les salen hojas, florecen o dan fruto y me entristezco si mueren. Y la parte ecológica de la huerta, se la debo a una persona que con tiempo y mucha paciencia ha conseguido hacerme comprender el sentido profundo de la CALIDAD. No sé, me siento rara contando todas estas cosas, realmente disfruto de esto, me llena de paz estar allí y me es muy gratificante; y cada día compruebo que esto que siento puede contagiarse, de hecho lo hago, amigos y familiares comienzan a preguntar, a dar consejos, a querer una planta, a involucrarse de manera directa o indirecta, a... ¡CONTAGIARSE! y creo que es un poco lo que nos pasó a nosotros.

No hay comentarios: